Contadores individuales de calefacción central

La calefacción comunitaria se despide: cada piso tendrá contador individual.

Una directiva sobre eficiencia energética obligará a medir el consumo de cada vivienda

En los edificios más antiguos, las comunidades de propietarios todavía pagan a escote la calefacción central. Hay una sola caldera para todos los vecinos, bien de gas, bien de gasoil, que se enciende cuando llega el invierno y se apaga al asomar la primavera. Los vecinos no pueden regular siquiera los radiadores y para sobrellevar los días de calor abren las ventanas, todo un gesto de despilfarro de energía que en estos casos parece casi inevitable. Los gastos se pagan entre todos, tanto si se consume poco como mucho, pues los pisos carecen de contadores individuales.

Los hogares españoles con calderas eficientes y contadores de energía pueden ahorrar hasta 300 euros anuales en calefacción central.

Nueva Normativa calefacción central 2020; Proyecto de Real Decreto de contabilización consumos individuales en instalaciones térmicas de edificios.

Este Real Decreto tiene como finalidad realizar la transposición completa de varias Directivas europeas, entre ellas la Directiva 2018/2002 que marca la obligatoriedad de la contabilización de consumos de calefacción y la obligatoriedad de individualizar esta contabilización en el caso de edificios con calefacciones centralizadas, lo que obligaría a instalar repartidores de costes de calefacción y válvulas termostáticas en miles de viviendas.

Pero “aunque es inminente”, todavía está pendiente de publicación el Real Decreto por el que se Regula la Contabilización de Consumos Individuales de Calefacción, que obliga a la instalación de contadores de energía o de repartidores de costes en aquellos edificios con calefacción central – y que no estén exentos por no ser rentable o técnicamente viable-.

Esta normativa, que afectará a cerca de 1,5 millones de hogares en toda España (el 6,9% del total), busca que cada vecino pague por lo que realmente consume, contribuyendo con ello a un mayor ahorro económico y a una reducción de emisiones contaminantes. Se calcula que se podría evitar la emisión de un millón de toneladas de CO2 anuales en España.

Modificación de las instalaciones

Para que 1,5 millones de hogares españoles con calefacción central cumplan con esta normativa, será necesario que modifiquen sus instalaciones. La forma más sencilla de hacerlo es poner un contador a cada vecino, pero esto solo es técnicamente posible en las calefacciones dispuestas en anillo (el 40 % del total). En España hay más de un millón de viviendas cuyas instalaciones son más antiguas y están distribuidas en columna, con los radiadores de los distintos pisos unidos entre sí de arriba a abajo. Estos sistemas requieren la instalación de un aparato de medición en cada radiador y de una unidad que centralice las lecturas.

Sea cual sea el sistema empleado, deberá acompañarse de algún dispositivo que permita a los usuarios regular la temperatura de forma individual, para hacerse responsables de su consumo.

Contadores de energía  VS repartidores de coste

Para medir y estimar el consumo de calefacción realizado en viviendas con calefacción central que todavía no se hayan sometido a la individualización, existen dos tipos de dispositivos que pueden utilizarse: repartidores de costes y contadores de energía.

Utilizar uno u otro depende del tipo de instalación de calefacción:

Las instalaciones de calefacción en anillo se caracterizan por tener un único punto de entrada y de salida para cada vivienda. Por tanto, en este tipo de instalaciones suele ser viable instalar contadores individuales en la entrada de cada vivienda.
Si la instalación es en columna, es decir, el radiador de una estancia del primer piso comparte entrada con la misma del piso superior y así sucesivamente, el uso de contadores de consumo individuales no es técnicamente viable. En este caso, se tendrán que utilizar repartidores de costes de calefacción para medir el consumo de calor de cada radiador.

¿Cuánto cuesta todo esto?

Todos estos aparatos tienen un coste elevado. La instalación de los repartidores de costes (o el calorímetro) y las válvulas termostáticas, junto con la derrama por adaptar las instalaciones comunes, supone un desembolso de entre 700 y 1.100 euros por vivienda. Este gasto equivale a un año de calefacción para un piso antiguo en una zona bastante fría.

La única buena noticia es que, si todo se hace bien y si los hábitos de uso mejoran, con este cambio se puede ahorrar entre un 20 % y un 30 % de la energía que antes se consumía. En principio, la inversión quedaría amortizada en unos 5 años.

¿Comprar o alquilar?

Para no tener que afrontar estos costes, se pueden alquilar los equipos a una empresa especializada, que suelen cobrar entre 6 y 7 euros al año por cada radiador, incluidos los costes de lectura y facturación. La ventaja de alquilar es que se evita el desembolso inicial, pero a la larga no es una opción interesante. En los 10 años de vida estimada que tiene la pila de un repartidor de costes, el alquiler de cada dispositivo habrá costado 66 euros frente a unos 25 euros que supone comprarlo.

La adaptación a la normativa debe acordarse en una junta de propietarios. Al tratarse de una medida de eficiencia energética, requiere el voto favorable de las tres quintas partes de los propietarios, que tendrán que decidir qué sistema usan y con qué empresa lo contratan. Habitualmente, el administrador o el presidente de la comunidad se encarga de procesar los repartos que le remite la empresa de gestión energética para emitir las facturas de cada vecino, lo que suele suponer un aumento de su trabajo.

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